Por: Octavio de la Torre
Presidente de la Concanaco Servytur
Como presidente de la Concanaco Servytur, he sido testigo del impacto positivo que el libre comercio ha tenido en la economía de nuestro país y en la vida de millones de mexicanos. Desde que asumí este cargo, he considerado que nuestra relación comercial con Estados Unidos y Canadá es mucho más que un intercambio de bienes: es una muestra de cómo la colaboración entre naciones puede construir un futuro compartido. Por eso, el reciente anuncio de un posible arancel del 25% a productos de México y Canadá, a partir del 20 enero de 2025, realizado por el presidente electo de Estados Unidos, es motivo de preocupación, pero también de acción, a través del diálogo trilateral y el fortalecimiento de la relación comercial entre países, la estabilidad económica y la continuidad de los principios fundamentales del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Y es que el libre comercio ha sido un factor determinante en el desarrollo económico de América del Norte. Desde la entrada en vigor del T-MEC en 2020, México, Estados Unidos y Canadá han fortalecido su integración económica, logrando beneficios tangibles para empresas y consumidores.
La medida arancelaria, de llevarse a cabo, podría derivar en disputas comerciales que afectarían la competitividad global de la región, generar crisis económicas e inestabilidad en los mercados comerciales de otras regiones. Imaginar un escenario donde este acuerdo sea vulnerado por medidas unilaterales no es solo preocupante, sino también un llamado a proteger lo que hemos construido juntos. No podemos olvidar que en 2018, cuando enfrentamos aranceles al acero y aluminio, la respuesta fue una escalada de represalias que perjudicó a ambas partes. Nuestro país aplicó aranceles a productos estadounidenses, incluyendo acero, aluminio, productos agrícolas y otros bienes, con tasas que oscilaron entre el 7% y el 25 por ciento. Repetir ese ciclo sería un error que debemos evitar.
Frente a este panorama, estoy convencido de que la clave está en el diálogo. Desde la Concanaco Servytur, hacemos un llamado para promover que los gobiernos de México y Canadá trabajen en estrecha colaboración con los sectores privados de sus respectivos países y se establezcan mesas de trabajo con el gobierno de los Estados Unidos, donde predomine la apertura a un diálogo abierto y constructivo para atender las demandas y condiciones, relacionadas con temas coyunturales y de correspondencia entre los tres países, encontrando soluciones viables que respeten los acuerdos existentes. Que el trabajo sea a través del diálogo constructivo y la cooperación, y se priorice el bienestar económico de la región.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte y su renovación como T-MEC
Tienen como objetivo no solo fortalecer el comercio, sino también impulsar mejoras sustanciales en las condiciones de vida de la población de los países firmantes. Estos principios deben prevalecer como eje central en cualquier acción futura.
Asimismo, nos reuniremos con las autoridades gubernamentales concernientes, como la Secretaría de Economía y la Secretaría de Relaciones Exteriores, para plantear estrategias, objetivos y líneas de acción, y conformar un frente sólido y unido como país.
Tenemos la experiencia, las relaciones con actores comerciales de Canadá y Estados Unidos y, sobre todo, la responsabilidad de obtener las mejores condiciones económicas para los 4.8 millones de empresarios que representamos en el territorio nacional.
En la Concanaco Servytur, representamos a más de 4.8 millones de empresarios que aportan el 66% del Producto Interno Bruto nacional y generan 37 millones de empleos formales, lo que significa 7 de cada 10 de ellos; registramos 63.7% de los ingresos tributarios del ISR y 77.8% de la captación del IVA. Estamos comprometidos con el fortalecimiento de las relaciones comerciales y dispuestos a colaborar con las autoridades federales para diseñar estrategias que protejan los intereses de México.
Aunque mi prioridad es preservar el T-MEC y evitar medidas que fracturen nuestra relación comercial, no podemos descartar otros escenarios. Si el tratado llegara a su fin, nuestras relaciones se regirían por las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y al principio de trato de nación más favorecida (NMF), lo que implicaría mayores costos y menos flexibilidad. Sin embargo, como país hemos demostrado que sabemos adaptarnos, y estoy seguro de que, con estrategia y visión, saldremos siempre adelante.
Este principio, que rige nuestro sistema comercial global, obliga a los miembros de la OMC a otorgar a todas las naciones condiciones comerciales no discriminatorias, lo que implica el mismo trato arancelario ofrecido al socio más favorecido.
Sobre ello, la presidenta de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, ha subrayado en reiteradas ocasiones que el cumplimiento de estas reglas es esencial para mantener un sistema de comercio internacional equilibrado y funcional.
Sin embargo, para los miembros del T-MEC, el retorno a estas disposiciones podría implicar mayores costos y complejidades para los sectores productivos, y también mesas de diálogo y aplicación de nuevos acuerdos comerciales o la adaptación de aquellos existentes.
Recordemos que el libre comercio, a través de tratados como el T-MEC, y la estabilidad económica, son herramientas indispensables para ser competitivos frente a otros bloques comerciales y para el crecimiento y el desarrollo de los tres países, lo cual repercute en políticas públicas sólidas en la materia, y en programas y acciones que beneficien a sus habitantes, como la prosperidad compartida.