Las refinerías de Minatitlán, Madero y Salina Cruz han relucido recientemente por su notable incremento en la producción de combustóleo, un combustible que ha suscitado preocupaciones ambientales. Según datos de Petróleos Mexicanos (Pemex), la refinería de Minatitlán, ubicada en Lázaro Cárdenas, Michoacán, reportó un aumento impresionante del 233.75% en su producción anual durante noviembre de 2024.
Refinería Minatitlán a la cabeza
La producción diaria de combustóleo en Minatitlán se disparó de 8,703 barriles en noviembre de 2023 a 29,048 barriles en el mismo mes de 2024. Este crecimiento significativo ha puesto a la refinería en el centro de atención, especialmente tras un incendio reciente que afectó sus operaciones.
Otras refinerías en ascenso
El complejo de Madero, situado en Ciudad Madero, Tamaulipas, también reportó un aumento considerable del 49.19%, pasando de 16,040 barriles diarios a 23,931 barriles. Por su parte, la refinería de Salina Cruz en Oaxaca mostró un crecimiento del 33.93%, aumentando su producción de 47,183 barriles a 63,193 barriles diarios.
Un panorama mixto
A pesar de estos incrementos en ciertas refinerías, el panorama general para la producción de combustóleo en el sistema nacional ha sido menos favorable. En noviembre de 2024, la producción total disminuyó un 16.04%, cayendo de 206,232 barriles diarios a 173,143 barriles. Esta caída se debe principalmente a los descensos significativos en otras refinerías clave.
Por ejemplo, la refinería de Salamanca experimentó una reducción del 34.98%, mientras que en Tula se registró una disminución drástica del 66.19%. En Cadereyta, Nuevo León, las autoridades locales solicitaron incluso la suspensión temporal de operaciones debido a preocupaciones sobre la contaminación generada por la refinería.
Preocupaciones ambientales
El aumento en la producción de combustóleo plantea serias preguntas sobre el futuro del uso de este combustible altamente contaminante. A medida que las regulaciones ambientales se vuelven más estrictas a nivel internacional, las refinerías mexicanas enfrentan presión para adaptarse y reducir su impacto ambiental.
Este crecimiento ocurre en un contexto donde las preocupaciones ambientales son cada vez más relevantes. La industria energética mexicana deberá encontrar un equilibrio entre satisfacer la demanda y cumplir con los estándares ambientales para asegurar un futuro sostenible.